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LOS TESOROS DEL PASTOR GILÁ Y DEL HIJO PRÓDIGO

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Esta es la historia de Gilá, el pastor marroquí de 38 años.

Que hace 7 años emigró desde Marruecos al pueblo zamorano de Roales del Pan, a cuidar de las ovejas, en una región dedicada al trigo y al ganado. Le iba bien en este trabajo, pero se obsesionó con un supuesto tesoro al que su jefe hizo mención y que se encontraba enterrado debajo del aprisco donde se encierran las ovejas. Dicho aprisco estaba cerca de la famosa ermita de Valderrey donde cada segundo domingo de Pascua se celebra la famosa y concurrida romería del Cristo del Valderrey. Gilá, junto con su amigo portugués Albano, empezaron, obsesionados por el oro, a cavar cada noche túneles de 70 cms. de ancho y nueve metros de profundidad. Tanta fue la obsesión que un día amaneció la ropa, el móvil, la cartera y los zapatos en la superficie, y en lo profundo, el cadáver de Gila que había muerto por falta de oxígeno, un 18 % de aire que le provocó la pérdida de conocimiento, y en definitiva, una muerte dulce y sedante.

Y esta es la historia del hijo pródigo (Lc 15, 1-3 y 11-32) que, como el Gilá del siglo XXI, también decidió dejar casa y padre, y marcharse a “un país lejano”, con la diferencia respecto a Gilá que el hijo pródigo “allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente” (Lc. 15, 13). Vinieron malos tiempos y “pasó necesidad” en su trabajo de “apacentar cerdos”; tanta necesidad que “deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada” (Lc 15, 16).

Los dos pastores podrían ser ejemplo de un pecado que podríamos calificar como “pecado de la juventud”: y que consistiría en aspirar a ideales y vida mejor, cual es en este caso irse a un país lejano en busca de fortuna, pero desde una aspiración sin fundamento, sin reflexionar y recapacitar, sin colocar las prioridades y una escala de valores en las estrategias de futuro. Así pues, ese pecado de la juventud se podría definir con la palabra “precipitación”.

Gilá no recapacitó porque le precipitó “la fiebre del oro”. Sin embargo, el hijo pródigo de la parábola de Jesús, pasó de la precipitación a la reflexión:

"Recapacitando entonces”, se dijo: “Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

 (Lucas 15, 17)

En este sentido, es curioso cómo en la historia de la pintura europea han hecho hincapié los pintores en el abrazo de misericordia y de perdón que el padre le da a su hijo menor pródigo (Rembrandt y Murillo). Pero hay dos cuadros que son una excepción (el napolitano Salvatore Rosa en el siglo XVII y el francés natural de Lyon, Pierre Puvis de Chavannes, en el XIX). Ambos se fijan en el hijo pródigo en estado de meditación con el fondo de un país lejano y rodeado de las tierras y animales que pastorea. Salvatore Rosa lo pinta en un pose de meditación hacia el cielo interpretando fielmente la frase: “he pecado contra el cielo y contra ti”. Mientras que Pierre Puvis lo pinta en actitud de recogimiento, ensimismamiento, hacía sí mismo, con las manos cruzadas posadas en el corazón. En ambos cuadros, llama la atención la sola compañía de los animales.

Este estado de reflexión de los dos pintores nos lleva a la clave del tropiezo de juventud. El monje cisterciense francés del siglo XII Isaac de Estrella nos muestra dicha clave aplicada al hijo pródigo, y aplicable al malogrado pastor marroquí Gilá. Isaac de Estrella da importancia al viaje a interior de cada uno en contraposición al irse fuera:

Si quieres conocerte a ti mismo y dominarte, entra en ti mismo y no te busques fuera... Entra pues en ti mismo, pecador, entra donde existes verdaderamente: en tu corazón. En el exterior, eres un animal, a imagen del mundo...; dentro, tú eres un hombre, a imagen de Dios, , y por tanto capaz de ser deificado.

 Gn 1,26)

Los vecinos de Roales del Pan, sabían que había un tesoro enterrado en lo profundo de la tierra, sin embargo, su prioridad de toda la vida ha consistido en cultivar la superficie para conseguir el trigo y el pan, y en ir cada año a la romería del Cristo de Valderrey para cultivar el pan del cielo que les lleva a encontrarse a sí mismos, indagar en el tesoro de su corazón, y aspirar al cielo (“ser deificado”). No así para Gilá, que cavó en lo profundo, no de su corazón, sino de la tierra. En cambió el hijo prodigo miró dentro de sí como muy bien señalaba Isaac de Estrella:

¿el hombre que entra en sí mismo, no se descubrirá lejos, como el hijo pródigo, en una región distinta, en una tierra extranjera, en la que se sienta y llora con el recuerdo de su padre y de su patria?.

 Isaac de Estrella

El hijo pródigo apostó al final –después de mirar su interior, al cielo y a Dios– por un tierra de renta fija: su padre y la misericordia del padre. Era un hombre de fe que en sus prioridades deja a una lado la “lejanía” y pone en valor “la amistad filial con Dios, en quien reconoce su infinita misericordia” (Juan Pablo II), como la ponen los vecinos que van en romería en la ermita de Valderrey (Zamora).

Todos en nuestra juventud hemos tenido ese afán de ir a un país lejano, dejando abandonado el país más cercano de nuestro corazón donde anida el amor de Dios. Benedicto XVI hace hincapié en la respuesta del hermano mayor que no quiere participar de la fiesta de bienvenida que el padre hace al hijo pródigo. Para el Papa emérito, esto demuestra que todos los que se quedan en la patria, estos “«devotos» tienen también ellos escondido en su corazón el deseo de un país lejano y sus alicientes. La envidia revela que estas personas no han comprendido realmente la belleza de la patria, la felicidad del «todo lo mío es tuyo», la libertad de ser hijos y propietarios. Y así aparece que también ellos desean secretamente la felicidad del país lejano... Y, al fin, no entran a la fiesta; al final se quedan fuera”. (Benedicto XVI). Pero no son la mayoría, pues los “devotos” de la romería del Cristo de Valderrey cada año preparan su tradicional “comida de hermandad en la que participan buena parte de los 500 hermanos con los que cuenta la cofradía. Arroz a la zamorana, cordero asado y torrijas fue la base principal del menú que degustaron también las autoridades, el teniente de alcalde del Ayuntamiento”

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